Y si…
Vivimos evitando cualquier tipo de dolor sin darnos cuenta de
que es eso exactamente lo que nos hace madurar, es de las pocas emociones que
nos hace estar presentes al cien por ciento. Intentamos evitar situaciones con el único fin
de no sangrar. Tareas pendientes por temor al fracaso, analgésico por pánico a
sentir, silencios por terror a la burla, amores frenados por miedo al desamor…
Pasa que cuando no sumergimos en la monotonía nos olvidamos de
que seguimos palpitando a contrarreloj. Hacemos planes a futuro con el fin de
sentirnos seguros sin darnos cuenta de que estamos poniendo en pausa la vida
real. Contenemos la respiración para no ahogarnos, cuando la verdad es que nadie
muere por tragar un poco de agua salada.
A mi también me ha paralizado el miedo, he caído en esa
trampa. Pero no quiero mirar atrás cuando tenga la piel arrugada y darme cuenta
de que no me atreví a vivir.
Con coraje,
Claudia Frey
Otro pedazo de verdad convertido en poesía.
ResponderEliminarEnhorabuena de nuevo