Cuestión de perspectiva
Esta vez sucedió en Oporto. Al principio, en el aire todo se
tambaleaba demasiado. Una vez en tierra ya todo era distinto. La perspectiva,
los problemas, las ideas, las emociones. Uno no lo percibe hasta que pierde el
suelo bajo sus pies.
Viene bien de vez en cuando quitarse el maquillaje, los
tacones y el sujetador que tanto nos aprieta. Las máscaras, los prejuicios y la
mugre en general. Viene bien frotarse la piel para dejar fluir la suciedad
que se te ha quedado con cada mala experiencia adherida a la piel.
Salir de la zona de confort no está nada mal. Perderse por
las calles de una ciudad desconocida, que se te apague el móvil e intentar
sobrevivir con un mapa de esos antiguos, de otra era. Llegar a la meta será
entonces más satisfactorio. En un mundo donde todo ya está masticado, supone un
reto cocinar algo nuevo.
Con intriga,
Claudia Frey
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