2018



Querido año,

Has sido muuuuy intenso. Cómo esas películas del sábado por la tarde de Antena 3 que parecen interminables. No te definiría como malo, porque al fin y al cabo siempre se puede sacar algo bueno, pero si agridulce. En ti me he consumido, pero gracias a eso he crecido, y no de altura por suerte.

Me has enseñado que todas las piedras de nuestro camino son puestas a conciencia de que somos capaces de sobrepasarlas, sino no estarían en él. He aprendido también que solo maduramos ante las adversidades. Nadie supera obstáculos sentado en un sofá viendo Netflix. De hecho, esa carrerilla con la que entré se ha ralentizado después de chocarme de bruces incontables veces contra el espejo.

Cómo dijo Benjamin Jonson una vez: “Quién no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza”. Yo la he conocido en ti, aunque sea solo a medias.

Deseo que el que viene me traiga más sonrisas que llantos.

Una de cal y otra de arena. 

Con años,

Claudia Frey

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