Un torbellino de emociones


Y bueno, aquí empieza otro principio. Uno más. Entre todos esos que quedaron a la deriva, sin ser navegados. A ver si este consigo que tenga éxito. No en el sentido más estricto de la palabra, sino en el sentido que yo le doy. 

Últimamente, no acabo de encontrarme. Primero que si, después que no. A veces me miro al espejo, otras veces prefiero ni levantarme. Salgo pero vuelvo a entrar. Puedo pero no quiero, o al revés. Recibo pero no doy, o no lo suficiente. En fin, un torbellino de emociones. De esos que te dan ganas de raparte al cero para no tener de donde tirar. Y por eso, el blog.

Que mejor forma de perder el tiempo, que escribiendo. O mejor dicho, que bonita forma de perder el tiempo. Dejando que mis dedos fluyan sobre el teclado, como un barco de papel y la esperanza de un niño que lo ve flotar. Que ganas de que funcione. Y que surja una bonita flor. O un gordo y brillante grano de café.

Con emoción,

Claudia Frey

Comentarios

  1. Cuando la inspiración llega, nos atraviesa el ser de punta a punta. Entonces, suceden los milagros. Porque escribir y emocionar al lector es un don, y tú lo tienes. Felicidades, Claudia Frey. Hay muchas flores en tu jardín. Gracias por compartirlas.

    Teresa Iturriaga Osa

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